Buenas a todos.
Pues ya veis, que a la vejez viruelas me ha dado por volver a darle al windsurfing.
Yo ya soy un hombre mayorcete, pero en un tiempo fui joven, con melena larga y peso razonable. En aquella época éramos pocos los que le dábamos al windsurfing por Andalucía: estamos hablando del año 82 y ni siquiera en Tarifa navegaba casi nadie.
Pero eso sí, los pocos que éramos estábamos obsesionados, todo el día en el agua, con aquellos tablones que sólo bajarlos a la playa era agotador. Para los más viejos del lugar, mi primera tabla fue una Ten Cate 36…
Luego fui prosperando, pasando a una magnífica Ghibli, que le daba sopa con hondas a las Mistral.
De ahí, ya metido en el mundo de las competiciones, me agencié la perfección en tabla: Rogasurf redonda. Una auténtica pasada para el triángulo olímpico. Eso sí, delicadita, delicadita. Con ella llegué a ganar algunas regatas, diplomas en campeonato de España, etc.
Y ahí acabó todo: se acaba la universidad, hay que trabajar, casarse, llegan los herederos… en fin, qué os voy a contar.
La cosa es que abandoné la tabla, y el mar. Pasando los años, ya más relajada la vida, me compré un barco, con el que me pego mis buenas travesías. Y hace un par de días, mi hijo (a partir de ahora “El Heredero”: 17 años de testosterona rebosante…) me retó a ver si tenía coj…. de montarme en un tabla. He de deciros que vivo en Sevilla desde los 15 días de vida, pero nací en Bilbao y de familia vasca. Consecuencia: a la media hora estábamos en el club de vela alquilando una tabla…
Por prudencia alquilé una tabla de iniciación con una vela normalita, y al agua. Expectación en la playa: El Heredero, La Heredera y mi Almiranta (a la que no se le ocurre otra cosa que avisar a los vecinos para ver el espectáculo… traidora…).
Triunfo total: 45 minutos en el agua y salí seco, y haciendo trasluchadas y todo (eso sí, despacito, despacito). Tenía razón el monitor: esto es como la bici, si antes corrías el Tour de Francia, ahora podrás dar una vuelta por el parque.
Bueno, pues al lío. Después del éxito arrollador, me sentí como el que deja de fumar y 10 años después le dan un cigarrito: al día siguiente se mete 2 paquetes. Desde entonces no paro de pensar en comprar una tabla.
Y aquí está el problema: no entiendo nada. En mi época jovenzuela había 2 tipos: redondas y planas, y poco después llegaron las de saltos. Ahora hay: race board, freeride, slalom, fórmula…
Ante lo cual, os pido consejo. Quiero una tabla para:
- Paseos por Costa Ballena (Rota). Viento de poniente normalito y poca ola.
- Con orza para que ciña un poco.
- No pretendo saltar. No lo hacía con 20 años y no lo voy a hacer ahora.
- No sé ni quiero aprender a hacer water start. Así que como toda la vida: te subes en la tabla y tiras de la driza para coger la botavara
- Que pueda aprender El Heredero, pero que no sea tampoco un madero. Si tiene que caerse al principio más, que se caiga, ya se alegrará después.
Y ahora, mis condiciones físicas:
- 47 añitos regularmente llevados.
- 125 kilos y bajando (hace 4 meses eran 145…)
- 1.90 de altura (vamos, lo que viene siendo un jugador de rugby retirao…)
¿Qué me recomendais? Y perdón por el tocho, pero creí oportuno contaros toda la historia para dejar claro qué me interesa.
Pues ya veis, que a la vejez viruelas me ha dado por volver a darle al windsurfing.
Yo ya soy un hombre mayorcete, pero en un tiempo fui joven, con melena larga y peso razonable. En aquella época éramos pocos los que le dábamos al windsurfing por Andalucía: estamos hablando del año 82 y ni siquiera en Tarifa navegaba casi nadie.
Pero eso sí, los pocos que éramos estábamos obsesionados, todo el día en el agua, con aquellos tablones que sólo bajarlos a la playa era agotador. Para los más viejos del lugar, mi primera tabla fue una Ten Cate 36…
Luego fui prosperando, pasando a una magnífica Ghibli, que le daba sopa con hondas a las Mistral.
De ahí, ya metido en el mundo de las competiciones, me agencié la perfección en tabla: Rogasurf redonda. Una auténtica pasada para el triángulo olímpico. Eso sí, delicadita, delicadita. Con ella llegué a ganar algunas regatas, diplomas en campeonato de España, etc.
Y ahí acabó todo: se acaba la universidad, hay que trabajar, casarse, llegan los herederos… en fin, qué os voy a contar.
La cosa es que abandoné la tabla, y el mar. Pasando los años, ya más relajada la vida, me compré un barco, con el que me pego mis buenas travesías. Y hace un par de días, mi hijo (a partir de ahora “El Heredero”: 17 años de testosterona rebosante…) me retó a ver si tenía coj…. de montarme en un tabla. He de deciros que vivo en Sevilla desde los 15 días de vida, pero nací en Bilbao y de familia vasca. Consecuencia: a la media hora estábamos en el club de vela alquilando una tabla…
Por prudencia alquilé una tabla de iniciación con una vela normalita, y al agua. Expectación en la playa: El Heredero, La Heredera y mi Almiranta (a la que no se le ocurre otra cosa que avisar a los vecinos para ver el espectáculo… traidora…).
Triunfo total: 45 minutos en el agua y salí seco, y haciendo trasluchadas y todo (eso sí, despacito, despacito). Tenía razón el monitor: esto es como la bici, si antes corrías el Tour de Francia, ahora podrás dar una vuelta por el parque.
Bueno, pues al lío. Después del éxito arrollador, me sentí como el que deja de fumar y 10 años después le dan un cigarrito: al día siguiente se mete 2 paquetes. Desde entonces no paro de pensar en comprar una tabla.
Y aquí está el problema: no entiendo nada. En mi época jovenzuela había 2 tipos: redondas y planas, y poco después llegaron las de saltos. Ahora hay: race board, freeride, slalom, fórmula…
Ante lo cual, os pido consejo. Quiero una tabla para:
- Paseos por Costa Ballena (Rota). Viento de poniente normalito y poca ola.
- Con orza para que ciña un poco.
- No pretendo saltar. No lo hacía con 20 años y no lo voy a hacer ahora.
- No sé ni quiero aprender a hacer water start. Así que como toda la vida: te subes en la tabla y tiras de la driza para coger la botavara
- Que pueda aprender El Heredero, pero que no sea tampoco un madero. Si tiene que caerse al principio más, que se caiga, ya se alegrará después.
Y ahora, mis condiciones físicas:
- 47 añitos regularmente llevados.
- 125 kilos y bajando (hace 4 meses eran 145…)
- 1.90 de altura (vamos, lo que viene siendo un jugador de rugby retirao…)
¿Qué me recomendais? Y perdón por el tocho, pero creí oportuno contaros toda la historia para dejar claro qué me interesa.